Como su nombre lo indica, el A/B testing es una herramienta que nos permite comparar dos opciones y escoger aquella que más resultados nos genera. Todo a través de resultados estadísticos.

Por ejemplo, si en una página web deseas ver qué color funciona mejor en un botón de CTA puedes recurrir al A/B testing. 

Puedes tener en la versión A el botón de comprar de color rojo y en la versión B. de color verde, ahora el A/B testing tendrá la oportunidad de hacer su magia. Durante el proceso de las pruebas A/B algunas visitas se irán a la versión A, y la otra mitad a la versión B. Ahora, a través de una prueba estadística de un conteo probabilístico, se identificará con qué probabilidad te van a comprar más; llegará un momento en que los datos serán significativos, es decir, son datos que estadísticamente te dirán qué versión consigue más ventas.

Para empezar a hacer el A/B testing lo que necesitamos primero es identificar qué es lo que se intentará mejorar. Entonces, en este sentido, siempre pondremos nuestro foco en aquellas partes que tienen mayor probabilidad de impactar a mi negocio: si tengo un e-commerce lo que quiero conseguir son más ventas, si tengo una la página web es para conseguir leads, sí tengo claro mi objetivo voy a trabajar en aquellas partes que generarán más respuestas.

Algo muy importante a tomar en cuenta es que un A/B testing se tiene que hacer en paralelo; es decir, al mismo tiempo, no sirve hacer una semana la prueba con una versión y la semana siguiente con la otra versión porque puede haber cambiado el mercado, el tipo de visitas, los precios e incluso lo que ofrezco o mis competidores.

Otro punto relevante en un A/B Testing es la muestra de datos, que poco a poco vamos aprendiendo de la información obtenida y ese know-how hace que seamos un 1% mejores que nuestros competidores, luego un 2% y así sucesivamente. Para poder ser relevante dentro del marketing digital, tienes que estar obsesionado con ejecutar el A/B testing.